Mercè Puigfel y Anna Sánchez (Mayo, 2021)
El ser humano, por naturaleza, tiene una tendencia innata a satisfacer sus necesidades, des de las más primarias y primitivas a las más sofisticadas. Conseguir o no su objetivo depende en gran medida de la motivación subyacente que actúa como combustible necesario para llegar a la plena satisfacción.
Según la teoría motivacional de Maslow los seres humanos tenemos una jerarquía de necesidades.
La pirámide de Maslow establece 5 necesidades, en orden jerárquico ascendente, es decir, la primera necesidad es la que se encuentra en la base de la pirámide y la última en la punta de la pirámide. El hombre va pasando de una necesidad a otra de manera ordenada, cuando ya consigue satisfacer la primera pasa a la segunda y así sucesivamente.

Los cinco niveles de la pirámide de Maslow son:
- Necesidades fisiológicas: son las necesidades básicas para conseguir el equilibrio homeostático de nuestra salud. Tales como, el beber, el alimentarse, la respiración consciente, el descanso (higiene del sueño), etc.
- Necesidades de seguridad: son las necesidades de protección. Tales como, la seguridad física, la seguridad familiar, los ingresos, el empleo, tener un hogar, etc.
- Necesidades de pertenencia: son las necesidades de afiliación, de afecto. Como seres sociales que somos, tenemos la necesidad afectiva de asociarnos, de participar en un grupo.
- Necesidades de estima: son las necesidades de estima o afecto hacia uno mismo y hacia los demás. Por un lado, se encuentra, lo que Maslow describió como, estima alta, que hace referencia a la estima hacia uno mismo, es decir, el respeto, la confianza, la libertad y la independencia de uno mismo. Por otro lado, la estima baja, que hace referencia a, la estima con relación a los otros, es decir, la necesidad de atención, de reconocimiento y de aprecio por parte de los demás.
- Necesidades de autorrealización: son las necesidades de crecimiento y de transcendencia de nuestro ser. La necesidad de autorrealización es la necesidad más elevada y se alcanza cuando el resto de las necesidades están ya satisfechas (totalmente o parcialmente). La satisfacción de esta necesidad permite al ser humano darse cuenta de todo su potencial. A partir, del desarrollo de esta necesidad el ser humano encuentra un sentido a su vida y otorga un sentido trascendental a su vida.
Pocas veces nos paramos ha pensar cuales son las necesidades que hemos satisfecho ya en nuestra vida y cuáles son las que nos faltan por satisfacer. Tomar conciencia de ellas es importante, dado que, nos permite darnos cuenta y agradecer todo aquello que ya hemos conseguido, y proyectar como objetivo de vida satisfacer las necesidades que nos faltan.
La pirámide de Maslow la relacionamos también con los 5 tipos bienestar:
Bienestar físico: cuando satisfacemos nuestra sed, hambre, sexo, nos sentimos fisiológicamente mejor.
Bienestar emocional de seguridad y bienestar económico: cuando tenemos una casa donde cobijarnos, sentimos seguridad.
Bienestar social: cuando nos sentimos integrados en una sociedad con reconocimiento de derechos sociales que se incrementa al sentir que pertenecemos al grupo.
Bienestar personal de estima: cuando sentimos autoestima y autorreconocimiento. Cuando sentimos que somos capaces de resolver satisfactoriamente nuestros problemas. Cuando sentimos que trascendemos de nosotros mismos y realizamos actos de altruismo.
Tomar consciencia de que existen varios tipos de bienestar nos permite darnos cuenta, que, a veces, podemos sentir bienestar en un ámbito de nuestras vidas y, al mismo tiempo, sentir malestar en otro ámbito.
¿Hacia qué tipo de bienestar estas dirigiendo tu vida?
El desarrollo de la Inteligencia Emocional y de las Competencias Emocionales incrementan nuestro Bienestar
El desarrollo de Inteligencia Emocional y de las Capacidades Emocionales permite el crecimiento de seres humanos plenos, incrementa el bienestar individual (OMS, UNESCO, OCDE, 2011) y un adecuado desarrollo cognitivo del niño (Morera, Guiu, Benet y Castells, 2011).
La Inteligencia Emocional permite desarrollar las competencias necesarias para poder llevar vidas responsables y exitosas en una sociedad moderna. A demás, la productividad y la satisfacción laboral se encuentran directamente relacionadas con las habilidades emocionales del individuo y no con su coeficiente intelectual (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, 2011).
Plasticidad neuronal y efectos de la Inteligencia Emocional
El desarrollo de la Inteligencia Emocional y de las Competencias Emocionales produce cambios neuronales en nuestro cerebro gracias a la plasticidad cerebral. La plasticidad cerebral es la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento. Cada experiencia que tenemos deja su huella en nuestro cerebro, provocando cambios en nuestro organismo, en nuestros genes y en nuestro comportamiento.
La etapa de la infancia y de la adolescencia son etapas de nuestro proceso vital sumamente delicadas.
Al final de la infancia el cerebro experimenta un aumento desmesurado de neuronas y de conexiones nerviosas que después se van reduciendo durante la adolescencia. La reducción de conexiones neuronales es lo que llamamos poda neuronal y, dependiendo de cómo el cerebro realiza esta poda neuronal, el adolescente podrá ser capaz de regular mejor o peor sus emociones (Jay Giedd, 2010).
El desarrollo de la Inteligencia Emocional a través de la Educación Emocional, tanto en la etapa de la infancia como en la de la adolescencia, nos ayuda a realizar adecuadamente la poda neuronal y a desarrollar las Habilidades para la Vida y las Competencias Emocionales, necesarias para mejorar nuestro bienestar.
Algunos de los beneficios de la Inteligencia Emocional son:
- Mejora nuestra adaptación e interacción social.
- Nos hacemos más empáticos y comprensivos con nosotros y con los demás.
- Aprendemos a controlar nuestros impulsos.
- Aumenta nuestro entusiasmo y motivación.
- Desarrollamos hábitos de comportamiento más adecuados.
- Desarrollamos el altruismo y la compasión.
- Desarrollamos nuestra capacidad de benevolencia, de amabilidad, de caridad y de amor.
Biografía
Bisquerra, R. & Pérez, N. (2007). Las competencias emocionales. Educación XXI, 10, 61-82.
Fries, A. B. W., Ziegler, T. E., Kurian, J. R., Jacoris, S., & Pollak, S. D. (2005). Early experience in humans is associated with changes in neuropeptides critical for regulating social behavior. Proceedings of the National Academy of Sciences, 102 (47), 17237-17240.
Morera, M. J., Guiu, G., Benet, A. & Castells, R. (2011). Evaluación de la educación emocional en el ciclo medio de Educación Primaria. Revista de Educación, 354, 765-783.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (2011). Better Policies for Development: Recommendations for Policy Coherence. EUA: OCDE Publishing.
Spinelli, E. & Ferrand, L. (2009). Psicologia da linguagem. Lisboa: Instituto Piaget.